lunes, 7 de octubre de 2013

Canción de una soledad olvidada

Con los ojos fijos en la pared, 
imaginando ventanas para escapar 
cargó a su espalda sueños de corazones que nunca latieron

Caminó mirando al suelo 
y sus pies se arrastraron por infinitos mundos
Su viaje se convirtió en bagaje hacia la profundidad 
y sus labios olvidaron las palabras

Tocó las pieles de otros cuerpos 
y cubrió sus miedos con su calor
hasta que un día ningún abrigo engañó al frío

Enloqueciendo, pero valiente, 
fue palpando el aire con sus manos, 
se arrastró por la nieve y se deslizó por la arena 
en busca de su camino
Sin darse cuenta se dejó llevar 
y un río esmeralda arrastró su alma flotante a una isla viviente

Dicen que escuchó una voz entre la multitud, 
recuerda que pensó haber escuchado grandes canciones

Cuando la vista volvió a perderse entre el bullicio de la ciudad, 
se sentó a esperar su voz, 
en mitad de su camino, 
sin prisa y con miedos.

Era ella, siempre fue ella, 
la que había estado buscando, 
pero lejos, incompleta, borrosa
Retrocedió un paso hacia ella y se alejó, 
otro más, y siguió alejándose.

Decidió no volver a viajar 
con el bastón de la soledad
Se lanzó a lo brazos de su añorada esperanza 
y la cogió de la mano

De noche, entre la oscuridad de sus cuatro paredes, 
selló un pacto con su alma y prometió convertirla 
en la más bella y eterna canción de vida

Al día siguiente, sus ventanas amanecieron abiertas 
y un enorme sol apareció
Bajo su luz viajó por todo el universo y, 
las estrellas que antes no vio, 
brillaban ahora en su corazón

A veces vuelve a su rincón amurallado y cumple su penitencia, 
pero sabe que mañana despertará su alma 
y ya nunca volverán a perderse
Podrá ver con sus ojos 
aunque el sol no le guíe durante la noche

No hay comentarios:

Publicar un comentario