sábado, 13 de junio de 2009

Este es el fin, mi único amigo el fin

Lo escribió Nietzsche, lo describió Morrison, y ahora lo explico yo.

Es el uso de los sentidos sin la razón, no temer perderse es sentirse, los sentidos actúan por sí solos si les damos libre albedrío, pero el miedo a perdernos para siempre no debe existir porque si nunca te has perdido no has podido encontrarte, no te sientes, no te has sentido, porque el fin no es lo importante, sino el viaje, sentirlo y compartirlo antes de perderse para siempre en pocos recuerdos y muchos olvidos, es transmitir a tu razón la información de los sentidos y que la entienda, la comparta y la respete sin actuar en consecuencia, anular su reacción, perderse en un mundo sin mente.

Las pasiones nunca entendieron de razones y los instintos más primarios, más básicos, más reales, más puros, más auténticos sólo afloran entonces…ellos son los más importantes, los que más amas y odias…los sentimientos están muy subestimados, deberíamos tenerlos más en cuenta y dejar que los sentidos se comuniquen entre ellos, sin hablar, sin palabras que entiendan de alfabetos, grafismos o fonéticas…sólo sintiéndose mutuamente, comunicándose como las plantas que se agitan con el viento para bailar su propia danza de sentimientos…sin miedo a perderse en el fin de la tristeza ni la felicidad, porque el fin siempre llega, aunque no vivas para verlo, el fin vive eternamente al igual que el principio, no los ves llegar pero suceden y se vuelven a perder en el tiempo y el espacio.

Perderse implica buscarse, buscar abstracciones y distracciones, amar y odiar, desear y repudiar nuestro ser …si nos encontramos, podemos perdernos más aún o podemos encontrarnos juntos en cualquier lugar del tiempo eterno.

Los sentidos necesitan libertades que deben ser atendidas…es cierto que puede ser el fin el que te pierda, y es cierto que puedes perderte muchas veces sin acercarte al fin, pero lo único que depende del ser humano en el abismo final a lo desconocido, es decidir cuánto perderse y cómo encontrarse, de este modo dependerán del tiempo, la lejanía y la cantidad de pérdidas, la dimensión y la tardanza de la llegada.

En cualquier caso, el ser humano es como un hijo único de un planeta acogedor y sobrecogedor, es el peor y el mejor de su casa, el más inteligente y estúpido en un solo fascículo, sin peros, sin garantías, sin razones, sin motivos, sin explicaciones, sin respuestas…pero con millones de preguntas mentales que entorpecen nuestro crecimiento sin dejar en la mayoría de los casos que la mente y los sentidos se desarrollen al mismo ritmo.

Los sentidos piden igualdad de oportunidades, reclaman sus derechos llevándonos al exceso, a la locura o la cordura extrema. En un mundo en el que los locos son los más cuerdos que conozco, el exceso debe promocionarse en los sentidos, no en las tiendas, no en los media, no en la celulitis de las piernas, no en la forma del pelo, no en leyendas urbanas, no en el miedo. El miedo asusta y asustarse da aún más miedo, no debemos asustar ni ser asustados por razones sin pasión, porque los argumentos del corazón son inestables pero fiables. This is the end, beutiful friend… This is the end, my only friendo the end.

1 comentario:

  1. Anónimo12/29/2010

    Que buen blog y casualmente somos vecinos ,vivo en Abtao en la colonia.
    saludos y feliz navidad
    VOLVERE

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